Que tendrá El Hierro
que tanto nos atrae, serán sus paisajes?, la amabilidad de los herreños?, o quizás
las piñas? (que ricas). Simplemente tiene algo que todos los años mi familia y
un servidor acudimos conocedores que pasaremos un fin de semana diferente e
inolvidable (y tanto).
Bueno, pasemos de
sentimentalismos y vamos al grano. Llegamos al Hierro por la tarde, tras unas
horitas tranquilas en el barco, que nos pasamos hablando del nuevo y duro
recorrido que nos espera.
Legamos a los apartamentos, ya nos conocen de otros años y muy
amablemente nos brindan con lo que vendría a ser una suite de lujo, que bien, amplísimo,
habitaciones para todo el mundo y baños, quien da más?.
Cuando ya estamos sentaditos y relajados, Vanessa y yo nos
miramos, vale, vale... te entiendo, salgo corriendo por las escaleras, psss,
psss, oiga doña...... nos podría dar el apartamento del año pasado? es más
pequeño, la tele es de bolsillo, pero así lo tenemos todo controlado, sobre
todo los menudos. ( mira que uno es cabezota, han probado a dormir cuatro
en una cama antes de una ultra?....puede que sea mi secreto.
Unos pocos locos |
Todavía es de noche,
no ha amanecido, y allí estamos un puñado de locos dispuestos a afrontar 84 Km
de lo más espectacular y variado que he tenido el placer de correr. Salida
neutralizada por las calles de Frontera, nada que ver con la maratón del año pasado,
vamos de paseo, vacilando, parece un entreno.
La salida, sin
palabras, Juanjo se adelanta con el jeep y nos toca la pita, toda una cortesía
por su parte para no empolvarnos. Ahora que la recuerdo, sí, me emociono,
no todo tiene que ser estar una hora o más de pie, recibiendo empujones y
meando en una botella, para escuchar una canción. (Antagónico, pero igual de
flipante.)
Empezamos con una
subida dura hacia el mirador de Jinama, vamos tranquilos unos metros hasta que
Miguel Heras se pone delante, adiós, nos vemos en la meta. Más o menos cada uno
se va colocando en su sitio. Menos yo, miro a mi alrededor, que coño hago yo aquí,
a mi lado Nerea Martínez, Ángel Yuste, Chelis, Alexis Munuera, Darío Dorta, y algún
galgo más. No sé si pedirles un autógrafo ahora que están cerca. Vamos llegando
a la cima, todavía hay algún chiste que otro.
Tramo en llano muy
bonito, verde y vemos alguna vaca suelta. Formamos un grupo, Fran Godoy, Ángel,
Jorge Armas y yo. Buenos Kms a ritmo alegre y muy buena compañía. Viene alguien
en dirección contraria con una bicicleta de montaña, grabando con una cámara
en el casco, ¿quién es el colgado este?, no jodas, es Juanjo. No solo ha creado
esta carrera con sus propias manos (verídico), sino que la sigue desde dentro
al 100%.
Un día espectacular. |
Km 15 aproximadamente, momento más importante de la carrera, y a
la postre motivo de esta crónica. Vamos rodando rápido, sendero, amplio, en
bajada casi llano, alguna raíz suelta, piiiiiiiii, suena el reloj, voy a mirar
lo rápido que hice este Km, (a lo maquinilla....que capullo). Me mando el OSTION de mi vida, me tropiezo con una raíz y
salgo propulsado cual proyectil, no sé cómo ni porque con las manos hacia tras,
impactando de lleno con toda mi cara contra el suelo blando y aterciopelado,
noto como si el tiempo se parara, el cerebro me retumba dentro del cráneo, y al
contrario que en mi época de futbolista, que me rozaban y me retorcía en el
suelo cual gusano, me levanto de golpe, conmocionado y sangrando como un
cochino. Miro las caras de mis compañeros, ufffff, se regañan al mirarme,
joderrrrr, me acojono. Aparece mi ANGEL de la guarda (no de la Guardia, no me
piensen mal). Asustado le pregunto: está todo en su sitio!!!!. Parece que si,
pero tienes unas brechas algo feas..... mi cabezaaaa. Me da un ibuprofeno, que
no dudo en devorar y me ayuda a cortar la hemorragia apretando las heridas y colocándome
el buff tapando las mismas. Llegamos a Valverde, una señora me intenta
llevar al hospital, la verdad que debo dar miedo. Por fin llego a una
ambulancia de la cruz roja, allí me limpian y me curan las heridas. Me
adelantan bastantes corredores, en ese momento era lo único que me importaba.
Rumbo a Tamaduste,
tengo que bajar por dentro de un cono volcánico y descender un acantilado agarrándome
a una cuerda, no son muchos metros, pero para mí que vengo un poco mareado me
da la sensación de estar ante un salto al vacío. Me quedo clavado y no puedo ni
agarrar la cuerda, me tiemblan las piernas, finalmente bajo agarrado como
un gato (me raspo la barriga, los muslos, el cachete). Descenso impresionante
esquiando, con su posterior parada a vaciar los tenis de piedras.
Me tuvo unas horas jodido. |
Tamaduste, paseo por
la costa con millones de rocas volcánica, aquí lo paso fatal, no avanzo nada,
me adelantan los caracoles cojos y para colmo me resulta casi imposible seguir
las balizas. El calor empieza a hacer estragos, estoy desanimado al máximo,
pienso que la cosa no puede ir a peor, miro hacia arriba y veo una pared
vertical, que desgraciadamente posee en sus entrañas a varios corredores (escaladores).
Que situación, sangrando, mareado y desanimado, solo me queda una opción........RING
RING, comodín de la llamada. Los míos esperan en el mirador de Jinama, les
informo que llego y me retiro, que no se asusten, porque estoy hecho un cuadro
todo manchado de sangre y lleno de parches.
Hasta Jinama todo
subida y de la buena, quiero llegar a mi "meta" y descansar. Después
de subir de cuatro patas desde la costa, toca seguir subiendo y casualmente voy
adelantando a muchos corredores. Avituallamiento
de Valverde, ya me conocen, soy el que se "partió la cara", las
noticias vuelan, incluso en Jinama le comentan a mi mujer que hay un corredor
que se calló, ella muy orgullosa (lo que me faltaba), les dice que soy yo y que
estoy bien. Me falta poco para llegar a Jinama y voy con ritmo, total cuando
llegue me retiro y listo. Miro hacia arriba y allí los veo, asoma mi familia,
quiero caminar, pero el corazón no me deja, quiero abrazarlos y descansar
cuanto antes.
Cuidado conmigo, que te meto.. |
Llego dispuesto a
recibir todos los mimitos del mundo, estas hecho un cristo, me dice mi
mujer, te duele mucho, la verdad que no, y me suelta uno de esos comentarios
que permanecen grabados en la memoria. Como vas de piernas me dice, creo que
bien...... PUES TIRA PARRIBA YA!!!!!. Punto de inflexión, recargo con lo que
tengo en la mochila que la organización permitía en Jinama, solo puse una
barrita y un gel (que triste, ni camisa de repuesto, ni tenis), pero si recargo
algo que los demás no tenían, no pesa nada y no se puede llevar en la mochila
(es legal, ehhh), mi dopping secreto, algunos lo han vivido en sus propias
carnes (verdad Emilio). Como nuevo salgo como una moto, junto a mi ultra
compañero Ángel, con el que realizo muchísimos Kms.
Aquí está la clave. |
Bajando hacia la
ermita de Los Reyes, nos envuelve la niebla, se crea un ambiente especial
y cuando me doy cuanta estoy solo otra vez, pero sorprendentemente esta
vez soy yo el que ha puesto la directa hacia meta. Llego al avituallamiento, este año no está como los otros, la
niebla, el frio y el viento, hacen que allí solo este la organización, no hay
ni dios, nadie anima, los mío tampoco han venido. Me surca un sentimiento de preocupación
y tristeza (mi mujer se metió por una pista y con la niebla que se encontró decidió
seguir hacia sabinosa). Sigo con un ritmo constante, sorpresa, me encuentro con
Nerea, esta acalambrada, ya la están ayudando, les pregunto si necesitan algo y
sigo hacia Sabinosa.
Llego a Sabinosa y
se me quitan las preocupaciones, allí están otra vez fieles a su cita (seguir
la carrera, eso si que es una ultra). Me encuentro con Darío, saludo y hasta
luego, que tengo la leche al fuego, y así fue como subí, después de tantos Kms
subo Sabinosa como si fuera un Km vertical.
La parte final de la
carrera la conozco de otras ediciones y me encanta. Paso al gran Samuel Arroyo
y un poco más adelante a Jose Luis Rodríguez Ortoll, otro de los grandes. Ya
simplemente me queda bajar a Frontera. Está empezando a anochecer, pero no
necesito el frontal, la megafonía me guía hacia la meta.
Veo el arco, pelos de
punta, ahí están mis hijos y mi mujer, mi ENERGIA, Valeria y Álvaro me
dan la mano y lleno de emoción miro al cielo (gracias abuelita) y
cruzamos la meta.............. POR NARICES.
Que emoción |
Después de reponer y
pasar por la cruz roja otra vez, voy a mirar la clasificación, 9º de la general
y 4º de mi categoría, estoy contentísimo, no suelo pasearme por esas zonas,
ufffff, que cerca de mi primer pódium. Finalmente
mi hijo me consuela, (él, que tiene que ser el primero en todo, que si no
llora), me dice lo mismo que estoy cansado de decirle yo: tranquilo papa, no
siempre tienes que ganar, 4º está muy bien, adelantaste a muchos corredores.
Que limpito. |
Después de llegar a
Tenerife, no me queda otra que pasar por el quirófano para arreglarme la nariz
a lo Belén Esteban. Mis conocidos creen que estoy loco (lo que no saben es que
lo estoy de verdad) que como pude correr casi toda la carrera con la nariz
rota, yo les digo que no me podía perder el ULTRAMARATON DEL MERIDIANO.
3 comentarios:
Qué grande, Tini!!! Como bien dices, he sido testigo de tu recarga de energía "familiar", mejor que cualquier barrita, gel, redbull o potingue, jeje.. Con un equipo de animación así puedes conseguir cualquier reto que te propongas. Felicidades a ti y a los tuyos!!
Tini El Indestructible.
Coño, que se me olvido preguntarte el sábado. Cuidadin entonces en La Palma y no te lleves el GPS.
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