Están los que siempre usan la misma ropa.
Los que siempre llevan amuletos.
Los que hacen problemas.
Los que imploran mirando al cielo.
Los que creen en supersticiones.
Y están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas.
Están los que siguen luchando cuando todo parece perdido (como si cada vez fuera la última vez), convencidos de que la vida misma, es un desafío.
Los que sufren, pero no se quejan, porque saben que el dolor pasa, el sudor se seca y el cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparecerá. La satisfacción de haberlo logrado.
En sus cuerpos hay la misma cantidad de músculos, en sus venas la misma sangre.
Lo que nos hace diferente es el espíritu.
La determinación de alcanzar la cima.
Una cima que no se logra superando a los demás,
sino superándose a sí mismo.
4 comentarios:
Me gusta.....
Muy bueno.
Cierto. Más que cierto.
Buenísimo. muy cierto y apropiado.
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