Copio y pego aquí la crónica de hoy de Fabián Roncero en http://blogs.runners.es/transalpinerun/, ahí pueden ver las crónicas diarias:
La cara lo dice todo...
Estamos en la sala de prensa después de la sexta etapa.
Ayer os decíamos que la estrategia se había cumplido y que teníamos otra preparada para hoy, os aseguro que era muy optimista, demasiado a la vista de los resultados finales. Hoy no lo hemos podido conseguir.
Otros días he hablado de la curiosidad de la jornada. Hoy va a ser la “Lección del día”: os aviso, cuando uno se pone delante de un mapa topográfico y empieza a mirar porcentajes (mi compañero Depa se cansa de decirme que en montaña se habla de desniveles), bueno lo mismo me da, a lo que voy. Según la carta hoy teníamos por delante, 37 kilómetros con 1.300 metros desnivel positivo y 1.430 de negativo (chupao, anteayer hicimos 5000…). Pues no os creáis que parece ser que eso no cuenta mucho cuando el terreno por el que te mueves tiene apoyos difíciles, excasos en algunos instantes e incluso arriesgados, con precipicios debajo y todo. Sobre el papel no se ven estas “trampas” y después llega la cruda realidad y te pone en tu sitio.
He salido como pollo sin cabeza. Los primeros 6 kilómetros picaban suavemente para abajo y por buena pista. He llegado a picar algún kilómetro con el grupo de cabeza por debajo de 4′ . He llegado al kilómetro 13 con los de adelante y no iba en cabeza, destacado en solitario, porque tenía que esperar a mi compañero que en estos terrenos no va tan suelto. He entrado de cabeza de león en el avituallamiento y he salido de el último centímetro de la cola del ratón. ¡Que cebollón! Y todavía quedaban 24 kilómetros, que a la postre han sido 26 (¡toma regalito!). A partir de ahí he pasado más miserias que Clousseau persiguiendo a la Pantera Rosa, en este caso el simpático felino era Depa, que aunque también iba justo, siempre ha ido por delante. Imaginaros el ciego que llevaba que me he pegado un guantazo bajando por hierba, menos mal que estaba blandita.
El último avituallamiento daba paso a una zona por asfalto, en bajada, 5 kilómetros a meta… fácil, es poco. Pues bien, me han entrado ganas de llorar del sufrimiento que llevaba de que era incapaz de correr, impotente, me he tenido que parar hasta tres veces, la última 50 metros antes del cartel del último km y le he tenido que suplicar a mi compañero que por favor me dejara hacer esos 50 metros andando.
Al final la de hoy ha sido una etapa en globo, por el que me he pillado yo, aunque la verdad es que mal de muchos, ya sabéis a quien le sirve de consuelo, a los bobos. Y como yo han entrado hoy muchos otros compañeros, recordaré esta etapa como la primera vez que llegué a Italia desde Suiza en globo, o con él, mejor dicho.
¿Quieres quedar para entrenar?
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Trans Alpine Run
10 septiembre, 2009
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