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Es difícil resumir en unas líneas un fin de semana tan intenso, ya no sólo por la carrera en sí sino por los momentos compartidos con todos los compañeros que se enfrentaron a este reto. No sólo los participantes, además estaban los amigos, familiares, organización, etc... No voy a citar a nadie en particular pero un agradecimiento para todos con los que tuve el placer de compartir un rato.
Esta carrera no empieza en la línea de salida sino mucho antes, cuando decides que vas a participar y empiezan los entrenamientos, preparativos, información, etc... Muchas horas de sacrificio por montes, barrancos, carreteras, quitándole horas al descanso, la familia y los amigos para el día "D" estar en condiciones de por lo menos ser "finisher".
El viernes tomé el vuelo de las tres hacia Las Palmas y coincidí en el aeropuerto con José Luis y Santi, juntos llegamos a Gran Canaria donde caían unas gotas. Hacían presagiar mal tiempo para la carrera pero al final no fue así y nos respetó la lluvia. En guagua llegamos hasta Las Palmas y cada uno tomó rumbo a su apartamento.
Con David y Suso, compartíamos habitación, preparamos las mochilas y la ropa que nos pondríamos por la noche y salimos de compras y verificaciones. Me quedé con ganas de comprar uno de esos frontales de http://www.zonaboxestriatlon.com/, muy ligero y con un foco de luz impresionante.
La cena, como no, pasta. En buena compañía, nos unimos a Mari, Agustín y Javi y entre spaguettis, pizzas y risas se nos hizo un poco tarde ya que habíamos llamado a unos taxis que nos estaban esperando. Con las prisas alguien se dejó el móvil atrás y el taxista tuvo que volver para atrás, ¡¡chiquito susto!! eh David?
LLegamos a la salida casi una hora antes, tiempo de sobra para reunirnos un buen grupo y matar los nervios entre presentaciones, visitas al baño, forrado de pies con bolsas, más visitas al baño...
Después del último parte metereológico, cuenta atrás y salida. Impresionante la serpiente de luces, roja por delante y blanca por detrás. Me dejé llevar muy tranquilo, la carrera es muy larga y esto no ha hecho sino empezar. Me quedo bastante atrás y empiezo a pasar gente que ya tiene problemas en la playa (no les funciona el frontal, se les sale el agua del depósito...) Se acaba la playa y llegamos al canal, me paro a quitarme las bolsas de los pies que supuestamente eran para que no me entrara arena, y digo supongo porque en Garañón me fui a dar cuenta de que tenía los calcetines llenos de arena. Cuando ya salía alguien me llama, era César que estaba a mi lado y ni me había dado cuenta.
Salimos juntos al trote en lo que ya sería una compañía mutua durante toda la carrera en la que apenas nos separaríamos más de cien metros. La zona del canal es muy fea, muchas piedras, cristales rotos y nosotros dos de charleta. César ya había hecho la carrera el año pasado y me iba informando un poco, ahora toca subir, ahora llanear, sube y baja, un lujo vamos. Poco a poco íbamos pasando a gente, esto sería lo habitual en toda la Trans, en las subidas íbamos muy bien, muy regulares y recuperando puestos, pero luego en los habituallamientos nos lo tomábamos con calma, comíamos bien, estirábamos, volvíamos a comer y salíamos de nuevo a recuperar el tiempo perdido, jeje.
En la subida a Ayagaures César se probó un poco y con un pequeño cambio de ritmo se me fue, yo seguí uniforme pensando que ya no lo volvería a ver pero al llegar al camión cisterna volvimos a coincidir. A partir de aquí se nos unió Víctor (Malagón), está hecho un fiera, después de ser atropellado por un coche, allí estaba, con dos cojones y dando guerra, por cierto, menuda putada te hizo tu compañero con la llamada perdida, jaja.
La subida por Pilancones, se me hizo muy larga, larguísima, paramos un par de veces a estirar y bueno luego la bajada hasta Tunte. Aquí hacía muchísimo frío, me comí unos cuantos bocadillos y café caliente, salía de la tienda y tenía que volver a entrar porque me quedaba helado. Al ponernos de nuevo en marcha me costó algo volver a entrar en calor, pero las cuestas lo consiguieron.
El recorrido por las presas se me hizo bastante entretenido, en las subidas aprovechábamos para pasar a algunos corredores. Fue por aquí donde empecé a sentir algo "calientes" las plantas de los pies. Quizás debí haberme parado a revisarme los pies, pero nunca pensé que tuviera arena en los calcetines, grave error. La ascensión al Pico de las Nieves se me hizo eterna, un pequeño amago de pájara me asustó pero una barrita y un gel a tiempo impidieron que la cosa pasara a mayores. En la bajada del Pico de las Nieves las plantas de los pies empezaron a pedir protagonismo pero se podía soportar y seguir trotando.
La llegada a Garañón fue espectacular, aquello parecía un buffett, la comida caliente obró un milagro en mi estómago y me dio muchas energías, dos platos de macarrones, algún bocadillo, chocolatinas y café caliente me dejaron las pilas recargadas. Salimos juntos de nuevo César y yo, pero en las bajadas cada paso me dolía y César se me fue un poco. Apreté un poco los dientes y aceleré el ritmo, empecé a pasar gente, conseguí contactar de nuevo con César y a un ritmo increíble para nosotros llegamos al avituallamiento de Teror. Aquí apenas paramos, un poco de agua y una barrita y seguimos.
Ya en la finca de Osorio paramos para ponernos los frontales, se nos hacía de noche y empezaba lo que para mí sería la peor parte de la carrera, bajadas por asfalto, cemento en muy mal estado, el barranco de Tenoya con unas aguas malolientes, un canal peligrosísimo donde había que poner mucha atención a cada paso, una escalada con cuerdas bastante complicada, más bajadas por asfalto, túneles apestosos, descampados, el asfalto de Firgas... todo esto afeó mucho la última parte de la carrera donde además de la oscuridad ya vas muy cansado. Al final, algo más de 23 horas para terminar de cruzar la isla.
En meta se portaron muy bien, muy atentos con nosotros. El cuerpo ya no estaba para mucha alegrías, así que después de comer algo me retiré al apartamento y César se quedó para darse un masaje. Con lo atontado que iba me perdí un poco y estuve casi cuarenta minutos andando para llegar al apartamento. Suso ya estaba durmiendo, me dí una ducha y a dormir, a David ni lo oí llegar.
Al día siguiente un cabronazo nos despertó a las ocho de la mañana, si lo cogemos en el momento lo tiramos por una ventana, jeje. Bueno, al final nos vino bien porque nos levantamos y salimos a hacer un buen desayuno que falta nos hacía. Ya sólo nos quedaba, hacer las maletas y dirigirnos al Auditorio para la comida de despedida. Fue un placer compartir un rato con todos los compañeros, reconocer a los que habían participado porque iban cojos, hablar con la élite.
Para resumir un poco, un fin de semana increíble, con 700 personas a las que si les dices que vas a hacer un rodaje de 40 kms. lo ven como algo normal, con una organización volcada en que todo esté perfecto, los voluntarios dejándose la piel. Todo estupendo, salvo el pequeño detalle del tramo final de llegada a Las Palmas, ojalá pudieran corregirlo para futuras ediciones porque es una pena la impresión final que deja en los corredores y en esto coincidimos casi todos, élite, nivel medio y paquetes como yo.
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