Camino a Candelaria

05 octubre, 2007


Este verano me he desquitado realizando una ruta que llevaba ya varios años planeando. Se trata de una ruta de peregrinos que se hace desde el Norte de Tenerife hacia la Villa de Candelaria, donde está la Patrona de la isla. Concretamente yo la inicié desde la zona recreativa de La Caldera, en La Orotava.
Normalmente la gente la hace caminando, cumpliendo promesas, algunos descalzos, un año incluso llegué a ver a un peregrino que iba cargando a su hija, de unos 11 o 12 años a la espalda, no quiero pensar como llegaría ese hombre hasta la basílica.
Caminando a buen ritmo la he realizado otros años entre 5 y 6 horas, pero tenía metido entre ceja y ceja hacerla corriendo, pues bien, este año sí.
El martes 14 de Agosto era el día, cogí en Puerto de la Cruz la guagua que me dejaría en La Caldera, iba llena de peregrinos, con sus sombreros de paja, sus cantimploras, botas de montaña, palos para la larga subida, etc...
Muchos me miraban con cara rara, se preguntarían a donde iba aquel tío tan raro con sus mallas, zapas de trail, la mochila con un tubo colgando por fuera, etc...
Seguramente, alguno de los que leais estas líneas habréis hecho esta ruta. La primera parte es una fuerte subida cruzando por un enorme pinar, a mí personalmente me es imposible correr en esta dura subida así que a paso lo más ligero posible comencé la ascensión. Continuamente iba pasando peregrinos que me hacían bromas (¡¡muchaaaaacho!!, ¿pa'donde vas así?, que te vas a gastar las piernaaaaas) :-)))). Al haber tanta gente en el sendero tenía que aflojar de vez en cuando detrás de algún grupo; así sin mucho que contar llegué a lo alto, el Mirador de San Pedro, en una hora exacta. Aquí paré cinco minutillos para comerme una barrita y hacer algunos estiramientos antes de enfriarme y comenzar la bajada.
A todo esto he de decir que había empezado tarde, después de salir del trabajo, sobre las 7:45 p.m., por lo que ya me quedaba poco tiempo de luz para afrontar la bajada. Mi meta era salir del pinar antes de que oscureciera del todo, cosa que no conseguiría.
En la bajada más bromas de la gente, a algunos los asustaba al pasar corriendo, otros me acompañaban un trecho, fue una parte muy entretenida. Un lector del blog me reconoció cuando pasé a su grupo y me gritó cuando lo había pasado -¡¡¡Emilioooooooo!!!-, no me acuerdo de tu nombre, si me lees déjame un comentario.
Se me hizo de noche justo al salir del tramo de zahorra (picón), aquí aproveché para quitarme la tierra que se me había metido en las zapatillas ya que había una señora con un motor autógeno que vendía refrescos y tenía luz. La parte del pinar que me quedaba se me hizo larga; al ir con el frontal y apenas encontrar gente se me hizo este tramo muy monótono, bueno, pero como todo acaba, llegué a la segunda parte de la bajada, el asfalto.
Empecé a bajar por la pista asfaltada en dirección a la Plaza de Arafo, como también circulaban vehículos coloqué en la mochila la luz roja parpadeando. Sorprendentemente llegué a la Plaza en un momento, tenía previsto parar a estirar algo, pero llegué tan fresco que decidí seguir de largo. Otros años cuando voy caminando con los amigos, paramos un rato y nos tomamos un refresco en el bar.
Después de Arafo la bajada se suaviza algo y el camino se mete entre fincas y granjas, la ruta está especialmente señalizada para la ocasión, pero al ser la primera vez que la hacía de noche, la falta de luz hizo que me pasara de largo un desvío. Alguien en un vehículo me lo adviertió, no tengo ganas de deshacer el camino y me dice que puedo seguir por aquí pero que tengo que enlazar luego con la carretera general, así lo hago. Me sorprendió que fuera tan bien de fuerzas, debió ser la bajada de temperatura nocturna. Este tramo fue algo peligroso ya que al ir por la carretera tenía que estar muy atento a los vehículos, pero ya se veía al fondo la Basílica y eso daba nuevas energías.
LLegué justamente a las tres horas de haber partido, una hora exacta de subida y otras dos también de bajada. Me sorprendió lo entero que llegué, bueno, ya había acabado el reto pero comenzaba otra nueva aventura, la vuelta a casa en transporte público. Ya os podéis imaginar...
Tuve que coger una guagua desde Candelaria hasta Santa Cruz y no sabía si iba a llegar a tiempo paraa coger la última salida en dirección a Puerto de la Cruz (donde había dejado el coche). Al final llegué con tiempo incluso para comerme una hamburguesa (qué bien me supo) y una coca cola.
A las dos de la mañana estaba de nuevo en casa dándome una ducha para meterme en la cama.
Lo que no se me olvidará nunca son las agujetas que tuve durante los dos-tres días siguientes, tenía que bajar las escaleras de lado...
De todas formas ¿cuál será la siguiente?... :-D

4 comentarios:

Cientounero dijo...

Es algo que me hace mucha gracia, siempre cuando se acaba una ya estamos preguntandonos cual será la siguiente.

Santi Palillo dijo...

Buen camino Emilio, casi me han entrado agujetas mientras te leía; mi mujer pregunta que para cuando una carrera en Tenerife...

Emilio dijo...

Cientounero, es lo que me pregunta mi mujer, ¿ya estás con otra...? ;-)

Ya sabes Santi, es cuestión de Calendario.

Santi Palillo dijo...

Acabará cayendo, Emilio.

 
 
 

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