GTP: Por culpa de mi suegra

05 julio, 2011

“La culpa es de mi suegra...” Eso es lo que pensaba yo el pasado sábado 25, cerca de las 6:30 de la mañana, mientras me ajustaba las Montrail en el campo de fútbol de Navacerrada. En unos minutos se daría la salida del II Gran Trail de Peñalara, y allí esperábamos ansiosos algo mas de 300 Ultras (Bueno, parece que había 332 inscritos pero que solo salieron 274, puede que por la amenaza de ola de calor) para afrontar un tour de 110 Km por la Sierra de Guadarrama. Junto a nosotros, otros 70 trailers tomarían la salida simultáneamente, para intentar completar el recorrido del I Trail de Peñalara, que llegaría hasta la Granja de San Ildefonso, en el Km. 78 del Gran Trail.









Mi suegra “emigró” desde su Gomera natal para estudiar en Madrid. Allí comenzó a hablar con un apuesto economista madrileño, … y años mas tarde yo comencé a hablar con la mas guapa de sus hijas. Este largo camino me ha llevado hasta la línea de salida, en la que porto mi riñonera Raidlight Endurance, con los dos botes (1.2 ltr) llenos de agua. En contra de lo que era habitual en mí, he renunciado definitivamente a mochilas y bastones, ahora me he acostumbrado a ir “ligero”, y me siento más cómodo. En la Bluetrail acabé harto de los bastones y de la mochila, pero bueno, igual el año que viene me ven otra vez con todos los “aparejos”.





En el bolsillo auxiliar de la Endurance llevo 2 geles “rápidos”, 3 geles endurance y 20 dátiles. En los útiles bolsillos de los pantalones del “uniforme” de TFT llevo 3 raciones de polvitos Hydra Endurance del Decathlon y, en el enorme bolsillo trasero de la Endurance, un mini RedBull, gafas normales y el material obligatorio, incluyendo 2 vasos de Dorada que habrán sobrado de algún tenderete. También llevo mi último “gadget” casero: Una botella de plástico de 0.5 l, con cintas, elásticos y velcros para poder llevarla en la mano, al estilo yankee, o colgada del cinto de la riñonera (todo un acierto, no molestó nada). La botella de mano iba vacía, con una ración de polvillos, para llenarla de agua cuando llevase unas 4 horas de carrera.








Mientras esperaba la salida, haciendo como que estiraba, ya que no conocía a nadie (creía que era el único canario, pero en la clasificación del Trail aparece un corredor como procedente de Gran Canaria), repasaba mi tablita con el recorrido, que incluía mis estimaciones de tiempos y mi plan de alimentación. No quería que me pasase como en la Bluetrail, en la que me obsesioné con comer para tener “gasolina en el depósito”, y acabé con tremendos dolores de estómago y sin poder ingerir nada durante horas. Esta vez prefería pecar por defecto que por exceso.




Navacerrada-Canto Cochino: 18 Km




Dan la salida puntualmente, cuando ya comienza a clarear, pero soy el único que ya anda con las gafas de sol (graduadas) puestas, ¡menuda pinta de friki!. El personal sale a toda máquina, y voy viendo en el Garmin que vamos por debajo de 5 min/Km, ¡qué locura!. Enseguida aparece la primera cuesta y relajo el ritmo, así que me pasan por babor y por estribor.





Me fijo en las mochilas de los que tengo por delante. Hay mucha Salomon, aunque Raidlight gana por goleada. Nadie lleva Quechua, lo que me lleva a pensar que, o bien en Madrid no hay Decathlon... o esta gente tiene ya sus Km en las piernas.





Atravesamos el pueblo de Navacerrada en dirección a las montañas. Es muy bonito, todo de piedra, con ambiente montañero, y durante un rato tenemos unas bellas vistas del embalse de Navacerrada. En unos 15 minutos llegamos a las afueras del pueblo y tomamos una pista de tierra, que pronto nos adentra en un bosque de pinos, y nos llevará hasta las faldas de La Maliciosa (2.227 m.), primera ascensión importante del GTP. Mirando el perfil de la carrera parece otra cosa, pero mi impresión de este tramo es que hay muy poco desnivel hasta el Km 7, en que no paré de trotar. Como yo sabía que había 1.000 m. de desnivel positivo hasta la cumbre de La Maliciosa, Km 10, me estaba temiendo que nos habíamos dejado para el final todo lo duro... y así era, claro. Los 3 Km finales de ascensión son de lo mas duro que te puedes encontrar, con desniveles que me obligaron en varias ocasiones a poner las manos en el suelo (pensé en los patucos que Chevi le pilló a Ico, me hubiesen venido bien) y un firme infame, de piedras sueltas y arena granítica, que no prometía nada bueno si se te ocurría revolcarte por el suelo.





A pesar de la dureza, disfruté mucho de esta subida, el paisaje era precioso, y la vista hacia arriba, viendo el desnivel y la fila de sufridores, espectacular. Subí charlando con un corredor local y un chico de Cartagena, que me cuenta que la única zona de entrenamiento que tienen cercana es un montículo de 300 metros. Pienso en lo afortunados que somos en Tenerife, y en S/C en particular, con la “cancha” de Anaga y la “subidita” al Pico del Inglés en la puerta de casa. El corredor local (que hacía el Trail, quedó 4º) me explica que el pico se llama La Maliciosa porque cuando parece que ya has coronado, aún queda un repecho final. En ese momento estoy subiendo a 4 patas, y pienso “¡qué bien!”.








Mirando a la izquierda vemos el famoso alto de Guarramillas (bonito nombre), mas conocido como Bola del Mundo, y pienso en Juani Padrón, que recientemente pasó por ahí durante el Maratón Alpino Madrileño. En un barranquillo veo una mancha blanca y le pregunto al corredor local “¿un coche despeñado?”, y me responde “que va, eso es un nevero”... cuanto me queda por aprender de la montaña.








El repecho final no es tan duro, y llego a la cumbre en 1h32m, 8 minutos mejor que lo apuntado en mi tabla, paso el chip por el lector (aquí se lleva en la mano, no en el pié, y se pasan por unos lectores fijados a postes o que llevan los voluntarios en la mano, diferente a lo que estamos acostumbrados) e inicio el complicado descenso, por un terreno muy, pero que muy técnico: Piedras sueltas, sendero que desaparece por momentos, grandes escalones, pasos por bloques enormes de granito,... y menos mal que estaba seco. Al principio pierdo muchísimo tiempo respecto a mis previsiones, pero tras 3-4 Km entramos en un bosque y el camino se transforma en un bonito sendero entre pinos, como si estuviéramos en Las Raíces, o en las partes “amables” de La Caldera. Me voy enganchando a diferentes grupos (que me van adelantando poco a poco), y bajamos a ritmos de entre 5-5:30 min/Km, así que llego al primer avituallamiento de Canto Cochino en 2h32min, casi 20min. mejor que mi previsión..






En el avituallamiento hay una tremenda animación, e incluso una persona nos saluda agitando un cencerro enorme, así que parece que estemos en los Alpes. No veo a mis amigos Mariano y Mariano Jr, que se supone que me venían a ver, creo que he llegado demasiado pronto... Noto el cansancio y el calor, y me como un trozo de plátano y media barrita mientras pienso si no habré forzado demasiado la máquina hasta aquí. Relleno rápido los 2 botes de agua y afronto la siguiente subida: el collado de la Dehesilla.




Canto Cochino-Hoya de San Blas: 8 Km





La ascensión, de solo 4 Km, comienza fácil y a la sombra de los árboles, pero enseguida nos metemos por un barranco con vegetación baja y muy densa. El sol nos empieza a castigar de verdad (qué bien hice al llevar la gorra sahariana), y el terreno es de nuevo difícil: rocas, arena, escalones,... no se va nada rápido. Me adelantan algunos corredores, aunque yo también avanzo. Todo esto me da bastante igual, porque aún queda muchísimo y yo peleo contra mi tabla.





Llego al Collado en 48 minutos, 4 min. peor que lo que pone en la tabla, ficho, e inicio una bajada de otros 4 Km. por un tramo tremendamente complicado, con piedras, arena y una vegetación tupidísima. Veo caer y resbalar a varios corredores, ahora es lo que menos me apetece, pero yo también voy dando patadas a alguna piedra, y empiezo a notar algunas molestias en los pies. No se ve el camino, y me pierdo 3 o 4 veces. Hay que ir muy despacio para ver bien las cintas, y a veces la hierba me sobrepasa en altura y no veo nada. Además empiezo a notar una presión en la boca del estómago, como si me costase respirar. No sé si será hambre o algún tipo de alergia, porque cuando troto me voy tragando todas las semillas de las hierbas y varias especies de insectos.





Acumulo bastante retraso, pero finalmente llegamos a una pista de tierra y ya se puede rodar a 5-6 min/km, y poco a poco empiezo a acercarme a la media prevista en el tramo. Miro hacia abajo y veo los primeros rebaños de vacas, ¿habrá que sacar el capote? También aparecen bostas por doquier, de tamaño “supersize”, y pienso en un són de Faustino Oramas “El Guayabero”, que decía “…la tonga valía mil pesos”. Por aquí hay tongas para hacerse rico…





Según vamos bajando va subiendo la temperatura, y no corre nada de aire, esto se está poniendo duro… A lo lejos veo un rebaño de enormes vacas pardas, y la pista pasa por en medio. Delante de mi pasan 3 o 4 corredores… me fijo y las vacas no les hacen el menor caso, así que cierro los ojos y paso trotando entre ellas, ¡oooooleee! Seguro que me puse a 4 min/km.





Cuando finalmente llegamos al llano, el calor es insoportable (leí en un periódico local que alcanzamos ese día los 38º, aunque yo este calor seco lo noto menos agresivo que el nuestro, que te hace sudar bastante mas), y el avituallamiento no está en el lugar esperado, sino que habrá que hacer unos 2 Km. adicionales, cruzando un terreno rocoso. Mis previsiones en el tramo se van a la porra, me desmoralizo un poco y camino por zonas en donde se debería correr. Llego al avituallamiento (Km. 28, según mi Garmin) con 22 min. de retraso, ya sin agua y acalorado, pero ovacionado por el numeroso grupo de voluntarios que nos atienden. Me echo agua en la cara, recargo los botes, esta vez también el bote de mano con los polvillos Hydra Endurance, y salgo caminando en dirección a La Morcuera, 12 Km de tramo con un desnivel de 700 m.






Hoya de San Blas-Puerto de La Morcuera: 12 Km




El camino a La Morcuera alterna tramos de subida duros con tramos de bajada y falso llano en el que se puede trotar bien, siempre por pistas. Mi ritmo es bajo, y me adelanta mucha gente. Empiezo a tener dudas, “¿llegaré?”, y me voy bebiendo el agua demasiado rápido, gastando algo en remojarme la cabeza y los brazos. También me tomo un gel endurance. Tras un buen rato al sol entramos en el bosque y, afortunadamente, nos protegemos algo con su sombra.









La parte final de la subida es la mas dura, unos 2 Km, y ya voy seco, así que cuando cruzamos un pequeño arroyo de aguas transparentes, lleno un bote y me echo el agua fresca por encima, “¡Góooozalo!”. Repito la operación mas adelante en otro arroyuelo, pero no me atrevo a beber, no sea que aparezca una de mis explosiones estomacales.





Los últimos 300 metros son por una pista de piedra y arena muy incómoda, y a pleno sol, pero muy ilusionantes, porque ya se ve el final de la subida y mucho público arriba. Corono, Km. 40, con un retraso de 13 minutos respecto a lo estimado para el tramo, y recibo una salva de aplausos. Por vacilar, y por regalarme otra ovación, esprinto en un falso llano que lleva hasta la sombra del avituallamiento, y allí me reciben como si liderase la carrera. En el avituallamiento sigo vacilando con los voluntarios, que me tratan a cuerpo de rey, me rellenan la botella de mano con Aquarius frío (me lo tengo que beber allí mismo, para eso era el vaso obligatorio) y me dicen que guarde fuerzas para el Reventón. Les informo que en La Palma también hay un Reventón, y que también se trata de un tramo “muy suave”. Me como otro trozo de plátano, cargo agua al 100% y me despido de los voluntarios porque “mi suegra me ha dicho que no vuelva tarde”. Siento otra vez el apoyo y la fuerza de los voluntarios, que no paran de jalear a todos los corredores. En este avituallamiento he adelantado a muchos, que se lo toman con mas calma, es cerca de la una de la tarde y el calor hace estragos. Después me enteré que el tiempo de corte aquí eliminó a muchísima gente.




Puerto de La Morcuera-Puente del Perdón (El Paular): 12 Km




Es un largo tramo, mayoritariamente de bajada por pistas, aunque también incluye tramos por senderos algo técnicos. Tuve una pequeña crisis al comienzo, ya que bebí demasiado en La Morcuera, y se me salía el isotónico por las orejas, así que se me escaparon un par de buches y unos gramos de energía. Estuve un buen rato sin beber ni comer, hasta que noté que todo volvía a su sitio.




En un momento dado veo que pasaré al lado de otro gran rebaño de ¿vacas?...esta vez son negras, así que a mí me parecen toros de lidia,... otra vez un rato a 4 el km.




Me alcanzan 2 corredores madrileños, uno debutante, como yo, y otro que el año anterior se tuvo que retirar. Pasamos junto a un grupo de caballos salvajes, 6 o 7, incluidos 2 o 3 potrillos. Uno de los corredores, Darío (que este año sí terminó), me comenta “mejor pasar lejos de ellos, no te vayan a soltar una coz” y yo pienso “este es de los míos”.




Animándonos entre los 3, llegamos trotando al río Lozoya, y tenemos que seguir su cauce durante un buen número de Km. Es una de las partes de la carrera mas duras mentalmente, porque andamos sudoroso, sedientos y recalentados, mientras vemos a centenares de personas bañarse en el río, sacar bebidas frías de sus neveras portátiles o echarse una siesta a la sombra de los árboles. Al cruzar el río por un puente, vemos a unas pibitas en bikini metiéndose en una poza de aguas cristalinas, mientras dicen “¡Uyys, qué fría!”. Nos quedamos los tres mirándonos con cara de tontos...




El Lozoya nos lleva finalmente hasta el avituallamiento del Puente del Perdón, frente al famoso Monasterio de El Paular (esto ha sido un viaje deportivo-cultural). He marchado a un ritmo un poco peor de lo esperado, pero como también han sido solo 11.5 Km, recupero 2 min. respecto a la previsión.




En el avituallamiento nuevamente somos recibidos a lo grande por los voluntarios, y vuelvo a tomar isotónico frío, relleno las 3 botellas, polvillos Hydra en una de ellas, y me llevo un mini bocata de queso. Antes de irme de allí, me acerco a una manguera y me remojo cabeza y tronco. No entiendo como el móvil sobrevivió a todos estos chapuzones.





Puente del Perdón – Puerto de el Reventón: 12 Km




Este es el tramo mas temido del GTP, así que me preparé obligándome a comer, mientras trotaba, el minibocata de queso. Con el calor y lo seca que tenía la boca se hizo muy difícil de tragar, así que al final me comí el queso y dejé la mitad del pan en la riñonera.




Por un paseo de 2 Km, bordeando un bonito parque, llegamos al pueblo de Rascafría, en donde comienza la subida. Saco el mini Red Bull y me lo bebo de 2 tragos, aprovechando la última papelera del pueblo para soltar el envase.







Comienza una larga pista de tierra, sin sombra, en donde el sol pega duro de verdad. Tengo una pequeña crisis y me adelanta un corredor con bastones y la primera chica de la carrera. La chica lleva una lata de coca-cola en la mano, y veo que al pasar junto a una pica de marcaje del camino, deja la lata junto a ella, con total naturalidad. Mmmm... me quedo sin saber si decirle algo, entre que está un poco lejos, y que yo aquí vine a aprender, no a darle lecciones a nadie... igual eso está permitido y bien visto ¿?




Tras un buen rato de sol, viendo a lo lejos, amenazante, el Pico de Peñalara, entramos al fin en el bosque y la sombra me sienta bien. Empiezo a recuperar terreno a los de delante, nadie me alcanza, y empiezo a encontrar a corredores parados a la sombra de los árboles. Les ofrezco ayuda, pero solo quieren descansar. La gestión del agua empieza a ser importantísima, y voy administrando tragos y chorros en la cabeza. Cada vez que pasamos por alguna sombra me quito la gorra (santa sahariana) para refrescar la cabeza y perder calor. En una de estas operaciones, que hice como 100 veces, me rasco la cabeza y me llevo un susto tremendo, al notar cientos de bultitos en el cuero cabelludo ¡¡¡¿¿BICHOS??!!!, hasta que me doy cuenta de que es arena, que me he echado yo mismo durante una parada en el río Lozoya, en la que llené un bote y me lo eché por encima.




Se vuelven a acabar los árboles y el castigo solar es brutal. Solo pienso en cruzar algún arroyo y botarme dentro. Veo agua correr a lo lejos, pero no pasamos cerca, parece que esta zona es mas seca. Adelanto a un par de corredores, estoy haciendo una subida mejor de lo esperado, y al fin llego al avituallamiento con 26 minutos menos de lo previsto, aunque el GPS me marca que el tramo ha sido de solo 11 Km.




Me avituallo rápidamente, creo que fue algo de isotónico tomado allí mismo, relleno los 3 botes de agua, me llevo una barrita de cereales con frutas y chocolate y creo que me fui tomando un gel “rápido”. Nuevamente he adelantado a varios corredores en los boxes, cual Fernando Alonso. Recuerdo que había uno, del Trail, comentando que se encontraba mal y con muchas dudas, le animé cuando me marchaba, pero no sé si llegó a su meta en La Granja.

Puerto de el Reventón - Peñalara: 7 Km




Marché muy contento hacia Peñalara, había dejado atrás la parte mas dura la carrera y estaba en tiempos para bajar ligeramente de las 18 horas, un objetivo lejano al comienzo de la prueba. Lo que venía por delante resultó mucho mas duro de lo que yo esperaba...




Al principio es un sube baja sin demasiada dureza, aunque nuevamente marchamos sin sendero claro, y resulta incómodo, porque vamos rozando continuamente con una especie de fastidiosas retamas. Al menos algunas están en flor, y todo resulta bonito, paisaje de alta montaña.




Remontamos unas colinas, y atravesamos unos muretes hechos con piedras de granito (esta sierra es el reino del granito). Son trincheras de la Guerra Civil, y siento tristeza e indignación mientras paso por estas penosas cicatrices de la historia.




Al poco me alcanza Salva, un corredor catalán, que me cuenta que ha corrido la Ultra del Montblanc y 2 años en Andorra. Trotamos un rato mientras me cuenta sus experiencias, y me acuerdo de Santi y Rocha, que participaron en Andorra el año de la neutralización por gran tormenta, y de la fallida (menos para Paco) expedición tinerfeña del año pasado.




Salva se queda sin fuerzas, así que afronto solo el asalto final a Peñalara. Lo venía viendo de lejos y pensaba “seguro que lo rodeamos y no llegamos hasta arriba”, ¡JA!, que ingenuo...




Tras subir una larga y pelada loma (por aquí ya ha bajado algo el calor, y sopla una leve brisa), veo al fin la laguna (creo que se llama “de los pájaros”), y el nevero que se veía desde El Paular, en realidad un enorme bloque de hielo pegado a la ladera frente a la laguna. El entorno es espléndido, hay varios excursionistas tumbados en la orilla , ¡qué paz se respira!. El camino se aleja hacia la cumbre, pero me resisto a irme de allí, seguro que nunca mas volveré. Me acerco al borde de la laguna, veo algo parecido a renacuajos enormes, me agacho y, con las manos, me echo agua por el cuello y la camisa. En contra de lo esperado no estaba fría, pero me llevé algo de allí.







El último tramo es mas propio de escaladores que de corredores. Creo que me faltaban subir unos 400 m., en no sé cuanta distancia, pero muy poca. Afronto una pared de rocas, y subo agarrándome con las manos. Me resulta muy duro, y tengo que parar varias veces para tomar aliento. Recuerdo un tramo de la TransGranCanaria 2010 que estaba equipado con cuerdas fijas. No me hubiesen venido nada mal por esta zona.




Cuando llego a un descansillo pienso que no se puede subir mas, pero miro para arriba y me parece ver gente por allí... no me lo puedo creer. Una bandada de 13 cuervos me sobrevuelan sin mostrarme el menor respeto ni temor. Está claro que estoy fuera de lugar.




Para colmo parece que en la zona hay una concentración descomunal de ese simpático insecto rojo con puntitos negros: mariquitas. Apuesto a que aquello era un frenesí sexual de estos animalillos, y pretendían hacerme participar de ello, metiéndose en mi boca, nariz y ojos. Al menos puedo decir que ligué en la cumbre de Peñalara.




Tras coronar la última montaña de piedras, aún me faltaba llegar hasta el mismo pico de Peñalara, y para ello tuve que andar un buen rato por una especie de escollera de piedras afiladas, mientras pensaba que no hubiese estado de mas entrenar en la escollera de Las Teresitas, en lugar de subir al Teide.







Cuando llegué al pico me quedé asombrado al ver allí al menos a 15 personas, que me recibieron con gritos de júbilo y aplausos. Habían subido como si tal cosa a este lugar tan agreste, y comprendí que esta gente tiene una cultura de montaña de la que yo carezco. Había tardado 33 minutos mas de lo esperado en este tramo, y andaba bastante desmoralizado (aunque no me adelantaba nadie desde el Reventón). Fiché sobre el mismísimo vértice geodésico del pico, y me senté un rato con los voluntarios a descansar, disfrutar de las vistas y comerme media barrita. Llamo a Helena y le digo “Estoy en Peñalara, con una gente maravillosa” , y me llevo otra ovación.



Peñalara – La Granja : 10 Km




Comencé la bajada pensando en lo que comentaba con Javi Sánchez el día del entrenamiento por Anaga (en el que nos guió magistralmente Fran): Que Miguel Heras había dicho que en Canarias tenemos unos senderos muy cuidados, como autopistas, y que eso no era la norma en la Península. Bien, la bajada de Peñalara al Chozo (una especie de refugio que imagino será muy útil en invierno) es el ejemplo paradigmático. Se trata de bajar por una ladera empinadísima de piedras afiladas, sin camino ni sendero ni nada parecido. El resbalón y la caída acechan a cada paso, y aunque supongo que en otras circunstancias bajar por allí puede resultar hasta divertido, a estas alturas, con 70 Km, no lo disfruté.




Bajé hasta el Chozo (2-3 Km) muy despacio, como a 20 m/km, parando de vez en cuando para destensar las piernas, y me adelantaron 4 corredores con bastones, no me hubiesen venido mal. En el Chozo hay control de paso, y pregunto si hay algún arroyo o fuente cercana, porque casi no me queda agua, y la que tengo ya es una sopa. Me dicen que 50 m. mas adelante hay uno, y que se puede beber sin problemas. Voy corriendo y me siento en la hierba al borde del riachuelo. Lleno los botes y me lanzo el agua a la cara, al pecho,... me ducho completamente. De puro placer me pongo a lanzar gritos e improperios, momento demente de la carrera




Esta parada me cambió la carrera. Pude beber y comer, y me enganché a un corredor valenciano, y juntos nos presentamos en La Granja, casi sin parar de trotar, entre una lluvia de aplausos de voluntarios y público. A estas alturas ya solo pensaba en llegar a Navacerrada, y no me fijaba demasiado en el tiempo, solo en la distancia y el ritmo. Repasando los tiempos después de la carrera, comprobé que había recortado 1 solitario segundo a mi previsión del tramo. En fin, ¡chiquito recorte que hice!





En el avituallamiento como algo de plátano y bebo algo de isotónico, cuando noto que me llaman. Es Helena y mi suegro, Julio, que finalmente han podido venir a verme ¡Subidón!. Me dan un Red Bull frío y Helena me dice que solo han salido de La Granja 16 corredores. ¡Lo que faltaba!.. ahora sí que tengo que correr.








La Granja – Casa de La Pesca : 11 Km



En este tramo se trata de remontar el río Eresma, en cuyos márgenes Carlos III se hizo construir un camino de piedra entre La Granja y la “Casa de La Pesca” (imagino que sería un refugio veraniego) para “jartarse” de pescar truchas sin la competencia de otros pescadores. Durante unos segundos evoqué a Mel Brooks en su “Loca historia del mundo”, repitiendo aquel lema tan cierto: “es bueno ser rey”.



Para la carrera este es un tramo clave, ya que aunque hay un ligero desnivel, es posible correr durante todo el tiempo, si llegas con fuerzas, claro (ya estamos en el Km 80). Yo, entre los ánimos de Helena y Julio, el Red Bull, saber que ando entre los 20 primeros, y el ejemplo de mi hermano Fernando, que corrió sin parar el maratón del Ironman de Lanzarote, superando dolores y lesiones, salgo corriendo por la plaza de La Granja entre los aplausos de la gente que está tomando cervezas en la terracitas.



Al rato de salir de La Granja veo una fuente entre los árboles, me paro a echarme mas agua por la cabeza, y retomo el camino por el margen del río. Creo que es la Senda Real de las Pesquerías, y hay numerosos tramos enlosados, tramos de tierra, puentes de piedra (alguno con aspecto romano ¿?), pequeñas presillas (miro a ver si veo las truchas, pero no veo nada), este tramo me resulta muy entretenido. Nuevamente hay cientos de excursionistas junto al río, todos nos animan. Al rato alcanzo a dos corredores que ya solo caminan, esto es lo que yo quería evitar, aunque hay tramos de subida fuerte y escalones en los que, inevitablemente, camino. Vamos por un bosque de pinos (creo que se llama “pino albar” o “de Valsain”) tapizado de helechos. Al poco rato, tras pasar el pueblo de Valsain, alcanzo a otros 2 corredores. Uno me parece que cojea, así que lo animo y le ofrezco Ibuprofeno, pero me mira con extrañeza y me dice “pero si estoy bien”… me recordó cuando te encuentras a alguna amiga que llevas tiempo sin ver, ha engordado algo, y tu vas y la felicitas por su “embarazo”.





Ya no hace tanto calor y me permito el lujo de vaciar un bote de agua, ya no me hace falta tanta para llegar al siguiente avituallamiento. De repente viene un pequeña loma, agacho la cabeza para subir con fuerza, y cuando la levanto, veo a mi suegro y a Helena en lo alto, “¿Pero qué hacen aquí?” Han llegado caminando desde el área recreativa de Boca del Asno, y anoto mentalmente que tengo que tener cuidado con Helena, no me vaya a suplantar en esto de correr Ultras. Me detengo un ratito a hablar con ellos, aprovechando para comer y beber algo, pero salgo enseguida trotando, en busca de la Casa de la Pesca, que nunca llegué a ver (¿seguirá existiendo?).




La llegada al avituallamiento se alargó, me salió un Km y medio más por el GPS de lo que marcaba el rutómetro, y caminé por unas cuantas cuestas. A pesar de ello logré mantener un ritmo de 8:09 min/Km, frente al de 8 m/km previsto, así que me quedé muy contento con el resultado en este tramo, y mas al ver en la clasificación detallada que en este tramo hice el 2º mejor tiempo de todos los participantes, solo por detrás del ganador. ¡Demasiado para un trotón de patas gordas!



Cuando llego al avituallamiento soy recibido calurosamente por los voluntarios. Un poco antes de llegar me he quitado la gorra, cambiado las gafas, y me he puesto el frontal, porque ya son mas de las 21:30, y era obligatorio a partir de esa hora (aunque no se hará realmente de noche hasta mas allá de las 22:00).



En el avituallamiento hay un corredor, que sale al poco de llegar yo, así que rápidamente como algo, creo que trozos de barrita, bebo un poco de Fanta limón, y recargo solo un bidón: Sé que en 4 Km llegaré a la Fuenfría, mmmm... suena bién. De todas formas, me aseguro con los voluntarios de que la Fuenfría “es una fuente de agua potable de la que mana agua fría”.


Casa de La Pesca - Fuenfría : 4 Km



Salgo trotando por una pista entre pinos, fácil, con llanos y bajaditas, y camino en las cuestas y zonas mas difíciles (ahora se trata de asegurar y de no cometer un error debido al cansancio, con lo bien que va la cosa... ). Enseguida alcanzo al corredor que vi en el avituallamiento (creo que era vasco, de Vitoria), e inicio las últimas rampas duras del GTP, cuando ya han pasado unos 2 Km. desde el avituallamiento.



Se trata del “arrastradero de troncos”, aunque lo pueden dejar simplemente en el “arrastradero”, por como subimos por ahí los participantes del GTP. Al inicio hay efectivamente una montaña de troncos, pero me cuesta creer que los bajen por donde yo subí, igual es una cosa del pasado, ¿?



Le tenía miedo a este cuestón, en los foros de internet todos los veteranos de la primera edición del GTP hablaban de ella “con cariño”, así que propuse en mi tabla 16 m/km. Sorprendentemente subo con fuerza, mucho mejor de lo previsto, a veces ayudándome con las manos, por unos tramos de al menos el 30% de desnivel. Otra vez hay piedra suelta, y voy con cuidado para no derrapar y hacerme algún tirón en los gemelos.


Ya es de noche, y al rato empiezo a ver luces: Los voluntarios en la Fuenfría. Soy vitoreado cuando me acerco, y respondo: “¿Está fría el agua de esa fuente?”. “Síííí, muy fría”, me contestan. “Mira que soy de Tenerife, y me quejo”... La verdad es que estaba realmente fría, ¡qué buena!



Este tramo me ha salido realmente bien, aunque en ese momento ni miré el tiempo, y recuperé 12 min respecto a la tabla, a pesar de que me salieron 4.5 Km, en vez de los 4 Km previstos. Antes de irme le pregunto a los voluntarios “¿Han pasado muchos por aquí?”, “Unos 11 o 12” me responden... habrá que seguir corriendo.


Fuenfría – Puerto de Navacerrada : 5 Km



Este tramo es un sube baja continuo por un sendero muy cuidado y corrible, aunque yo iba con muchísimas precauciones, además de cargar ya con un enorme cansancio. Para colmo, bebí mucho de la Fuenfría, y nuevamente me sale el líquido por las orejas: Mas buches y menos energía en este castigado cuerpo. A duras penas me puedo comer unos dátiles, ya no me atrevo con los geles.


Al comienzo del tramo hemos cogido la “Senda de los cospes”, y al poco giramos a la derecha y tomamos el famoso "Camino Schmid". Parece ser que fue marcado en 1.926 por el austríaco Eduardo Schmid, que curiosamente fue uno de los primeros socios de la RSEA Peñalara, organizadora del Gran Trail.


Compruebo nuevamente que no me gusta correr por la noche, me mareo al estar mirando continuamente la luz de mi frontal, y tengo la sensación de ir tambaleándome por este venerable Camino Schmid. Para pasar el rato, y olvidarme un poco de los diversos dolores que me empiezan a surgir, sobre todo en los pies, pienso en historias positivas sobre lobos, ya que no me he cruzado a ninguno aún. Pienso en Mowgli, Félix Rodríguez de la Fuente, Rómulo y Remo,... y llego a una conclusión: ¡el lobo es el mejor amigo del hombre!


Tras un buen rato de correr y caminar ya veo las luces del Puerto de Navacerrada, pero a 500 m. del puerto veo un montón de frontales parados en el camino, parece que ha pasado algo desagradable... Cuando llego a su altura veo un corredor tirado en el suelo, con la manta térmica por encima, y 4 o 5 voluntarios atendiéndolo. “¿Puedo ayudar?”, le pregunto a una voluntaria, pero me dice que mejor que siga mi camino. Me despido del corredor deseándole suerte, era de Valencia, y en meta me dijeron que pudo retomar la carrera, ¡Bien por él!



Al fin llego al avituallamiento del Puerto de Navacerrada, y hay mucha gente animando, esto sí que sube la moral. He llegado medio dormido, así que me atiborro de coca cola, y me como un par de trozos de queso, aunque me ofrecen chorizo, salchichón y jamón serrano. Me siento un rato en una silla, y entre el despiste que llevo encima, y la charla con los voluntarios, me marcho de allí y al rato me asalta una duda: ¿y yo he fichado con el chip aquí?

Puerto de Navacerrada – Navacerrada (Meta) : 11 Km



El tramo se inicia por asfalto en una subida continua, creo que hacia la famosa Bola del Mundo, que pronto se transforma en pista, y después en sendero. Sigo solo, con una gran oscuridad a mi alrededor, porque no hay luna. En los márgenes del camino veo pequeños ojos brillar, ¿lagartos?, ¿roedores?... Hasta que me cruzo con una manada de caballos salvajes, algunos acostados justo en el camino, ¡perfecto! Veo que el camino tuerce, al fin, hacia abajo, un poco después de donde están los caballos, así que recorto un poco campo a través, para evitarlos, y comienzo el descenso hacia la ansiada Meta.



Esta bajada he visto que la llaman la “Senda de la tubería”, pero también la he visto bautizada como “Garganta del Infierno”. Desde luego había una tubería, pero me parece mucho mas apropiada la segunda denominación, por el bosque tan oscuro, tupido y lúgubre que tuve que cruzar. El firme, una vez mas, dificilísimo, y no se puede correr con soltura.


Finalmente estoy en el punto que yo mismo me he buscado: solo, oscuridad total, bosque impenetrable,... y me pregunto, “¿seré capaz de ir mas allá?” Me detengo en el sendero, 3, 2, 1: apago mi frontal y quedo en la tiniebla mas absoluta, ¡Flipante!


Aprovechando la oscuridad miro para arriba, a ver si viene alguien, pero no se ve nada, así que enciendo mi frontal y avanzo penosamente hasta que desemboco, por fin, en una pista que me permite “correr”, a un ritmo de 6-7 min/Km.


Troté y troté por la pista, hasta que alcancé el punto de control de La Barranca, en donde les rogué que se pusieran en contacto con el Puerto para que confirmaran que yo había pasado por allí, pero se rieron un poco y me dijeron que no me preocupara, “¿Vas a subir otra vez a fichar?”. Faltan 5 Km a meta, y solo pienso en seguir trotando para que nadie me alcance. Siempre he dicho que un batata no se debe fijar en el puesto que puede hacer en una Ultra, sino pelear por hacer el mejor tiempo posible dentro de sus limitaciones. Confieso que en ese momento solo pensaba en que no me adelantase nadie.


Empiezo a reconocer el terreno que recorrimos por la mañana, pero en un cruce no veo las marcas (estaban ahí, pero ya iba cegato) y sigo recto. San Garmin (el GPS) avisa del error, y tras un momento de duda, vuelvo para atrás y veo el camino bueno. Han sido 3 o 4 minutos.


Finalmente entro en Navacerrada, veo mi sombra en las fachadas de las casas y me parece que avanza rapidísimo. Me admiro de cómo el cuerpo sigue respondiendo cuando le pides un poco mas...


Me cruzo con mucha gente, que sigue animándome, hasta la pibada que sale de los bares o está haciendo botellón en un parque junto al pantano me saludan y reconocen positivamente el esfuerzo. Ya veo el campo de fútbol y los primeros voluntarios empiezan a gritar “¡Viene uno!”


Rodeo el campo y enfilo el arco de meta. Es el momento dulce de cada Ultra, el de las emociones y la satisfacción, del orgullo y el alivio, de las sensaciones y del torrente de sustancias generadas por nuestro sorprendente cerebro... lo que nos hace repetir.


Paso bajo el arco de meta en 18h 37m, y una vez mas soy vitoreado por estos increíbles voluntarios. Veo las caras de alegría de Helena y Julio, solo por esto mereció la pena. Helena me pone la medalla de finisher y me confirma que he llegado en el puesto 11, ¡puff!, demasiado bueno para mí, ha sido una carrera de eliminación.



Clasificación: http://www.grantrail.es/usuario/ficherossubidos/General_GranTrailPealara2011.pdf



Clasificación detallada:





Navacerrada (Meta) : 110 Km


En meta los voluntarios se vuelven a volcar en mí, ofreciéndome todo tipo de alimentos y bebidas. Elijo cerveza, pero no me entra, cosa rara en mí, así que me conformo con isotónico con mucho hielo y algo de sandía fresca.





Sentado en una silla, sin poder moverme, y mientras veo llegar a varios corredores (estaban cerca, no entiendo como no los veía) pienso en qué he aprendido de esta carrera. De todo lo bueno que he visto, me quedo sin duda con la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, organizadora del evento. Una sociedad casi centenaria que organiza múltiples actividades para grandes y pequeños: senderismo, montañismo, carreras de montaña, cicloturismo, esquí, escalada,... aparte de otras actividades dirigidas a la protección del medio ambiente. Con decir que organizaron carreras de montaña allá por 1.923 (la Copa de Hierro) y alguna de sus competiciones celebra este año su 24 edición. Me quedo con su amor a la naturaleza y al deporte, con sus voluntarios, con el entusiasmo...


A duras penas me levanto de la silla y me despido de los organizadores y voluntarios (gracias, gracias, gracias,...). Helena me lleva en coche hasta Alpedrete, ya ha pasado la 1 de la mañana, pero mi suegra se levanta y me pone un potaje de verduras, que me sabe a gloria. Helena me tiene que ayudar con los calcetines antes de ducharme, los pies están fatal. Consigo meterme en la cama cerca de las 2 de la mañana, y cuando voy a cerrar los ojos pienso “Todo esto por culpa de mi suegra... todo esto gracias a mi suegra”.

15 comentarios:

Buenísimo, eres un crack tanto corriendo como relatando tus vivencias…felicidades.

javipadron dijo...

Felicidades Eduardo, apasionante la cronica de la carrera, te dan ganas de ir a sufrir en ella. Un saludo

Emilio dijo...

Buenísima la crónica, a ver si un día me enseñas a hacer las previsiones esas que te preparas...

Javi dijo...

Aunque entiendo que estando metido en faena no te hayas dado cuenta, visto desde fuera es más que evidente el error al cruzarte con los caballos dormidos. ¿Acaso hay algo más fardón que entrar al galope en meta, coger en plena carrera a Helena de la mano, subirla al caballo, y marcharte de allí dejando a todo el mundo con la boca abierta (yeeehaaaa!!!)? Vaya oportunidad desperdiciada.

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

Me ha gustado mucho tu relato y tu preparación en cuanto a alimentación durante la carrera se refiere. Comentarte que tenemos inicios comunes en el trail. "Iba un dia con la SUEGRA por el autopista del sur y le digo: Amada suegrita, hay una carrera que sube por alli (Anocheza, llega al Astrofísico, Teide y luego baja hasta Garachico...(con voz de suegra) "Hijo de mi arma, nunca lo conseguirías y dejarías viuda a mi pequeña".....la miré de reojo.....Tres meses después terminaba mi primera Cruzatenerife. 6 años después sigo corriendo por estos montes y metiendome en fregaos de muchos kilómetros "gracias a mi suegra"...Si es que la quiero mas...

Paco Sauzal

Campelo dijo...

Eduardo.. Todo un artista corriendo por esos montes y con los dedos sobre el teclado.. Vaya caña!! FELICIDADES!!

Pablo Vega dijo...

Pedazo de crónica. He disfrutado mucho leyéndola, describes a la perfección la carrera. Enhorabuena por la aventura!!!.

P. Dávila dijo...

Muchas muchas muchas felicidades, enhorabuena, buen trabajo TITAN!!!....

¿que más se puede decir? Pues eso, me alegro mucho por la carrera y por el "ladrillo" este en forma de crónica, muy bueno.

Saludos!

javier L. dijo...

D. Javier sanchez y resto de inconcientes de la montaña, ven lo que han logrado al animar a eduardo a escribir, ¡han creado un monstruo del ladrillo!. Algún conocido constructor, como lo descubra lo ficha. Desde hoy mismo se le prohibe participar en carreras superiores al kilómetro, y por supuesto crónicas acordes.

Felicidades monstruo y descansa que este otoño empezamos otra vez a recorrer anaga.

Eduardo dijo...

Bueno, les pido disculpas por el tamaño del "ladrillo". La verdad es que procuro poner muchos detalles, y así cuando lo leo meses,e incluso años, después,puedo revivir estos grandes días. Me alegro mucho de que les gusten las crónicas, y les agradezco los comentarios.

Carmelo, que yo no corro,como mucho troto. Gracias.

Gracias Javi Padrón,te recomiendo esta carrera, ¿desembarco de PSB en 2012?

Emilio, el maestro de las tablas es Mr. Datos, aka "espalda plateada", aka "Javi Sánchez".Una vez me pasó una excel y desde entonces la tomo como base para todas las predicciones.

Hola Paco,¿voz de suegra?, me gusta. La próxima carrera,cuando me vayas a adelantar pondré mi mejor voz de suegra,para "descentrarte".

Francisco, muchas gracias, aunque los artistas van muy por delante de mi.

Pablo, tú si que eres un corredor. Sigo tu blog, mucha suerte en Connemara.

Gracias Pedro,nos vemos en La Gomera.

J.David, ya sabes lo que te dije, tienes que salir fuera alguna vez. Gracias.

Javi Lorenzo, me quedan muchos mas ladrillos en el horno. El año que viene a Madeira... ¡y sin rechistar!

Eduardo dijo...

¡Que me olvidaba de Javi!

Javi, esa entrada a caballo hubiese estado bien, aunque mi entrada soñada era semidesnudo, con un leve taparrabos de piel de vaca, y precediendo a mi propia manada de lobos aulladores. Este año no pudo ser.

ser13gio dijo...

Muy buena crónica y muy amena, me enganchó lo del coche blanco y ya seguí a leer todo. Enhorabuena.
s

Eduardo dijo...

Gracias Ser13gio. Enhorabuena por tu blog, referente de todos en este mundillo.

 
 
 

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